El Gobierno vasco entierra la tarjeta ONA tras gastar 11 millones en su implantación.El Ejecutivo entiende que la versión vasca del DNI electrónico, distribuida en tres años al 10% de la población, «no es operativa» El Gobierno vasco ha decidido iniciar el proceso para poner fin a la distribución y el uso de la tarjeta ONA, el dispositivo puesto en marcha hace tres años por el Ejecutivo con dos objetivos:
- 1º convertirse en la nueva tarjeta de identificación sanitaria ante Osakidetza .
- 2º servir de plataforma para todas las relaciones entre el ciudadano y las administraciones públicas, incluso con algunas entidades bancarias, a través de Internet.
Pero no todo eran ventajas. Al margen de su uso como tarjeta sanitaria -para lo que ya está la tradicional TIS azul y blanca de Osakidetza-, sacar el máximo rendimiento a la ONA requería una participación muy activa del usuario, un lastre que también arrastra el DNI electrónico. El poseedor debe hacerse con un lector de tarjetas para instalarlo en su ordenador -cuestan entre 15 y 30 euros-, lo que requiere al menos de ciertos conocimientos de informática. También debe homologar su tarjeta como firma electrónica a través de Internet. Algunos usuarios se encontraron con problemas añadidos, como que el 'software' ofrecido por el Gobierno vasco no era compatible con algunos sistemas operativos, por ejemplo los de Apple o Linux.
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